Llevo más de 20 años en el mundo de la fotografía, como fotógrafo y como docente de fotografía. No voy a hablar de la fotografía analógica, pero sí de la fotografía digital.
Desde sus comienzos, todo a sido un mundo, desde los formatos de archivo, sistemas de almacenaje, programas, y como no, resoluciones y formatos de los sensores de la cámara.
Desde hace algunos años me he especializado en fotografía de arquitectura e interiores, la llegada de Internet y el desarrollo de la capacidad, tanto de las redes como de móviles y tablets a posibilitado que la mayor parte de mi trabajo se desarrolle en este espacio.
Fotografía 360º, vídeo, imágenes de Alto Rango Dinámico (HDR), panorámicas, etc, abría un nuevo mundo de posibilidades. En un principio trabajaba con cámaras de formato completo (FX) con óptica adecuada para ello, desde 8 mm hasta 60 mm. Pero siempre me he encontrado con un problema: el peso de los archivos.
No quiero entrar en la discusión de cuál es mejor, si el FX o el APS-C. Yo, ya hace unos años me decanté por cámaras sin espejo en formato APS-C, particularmente me gustó mucho el sistema de Fujifilm.
Por mi trabajo tan pronto estoy realizando una sesión de interiorismo para un medio, que tan pronto estoy por las montañas de Cantabria, Palencia o Burgos realizando fotografías de iglesias románicas o bien en alguna playa de cualquier isla realizando fotos de arquitectura para interioristas o arquitectos o en algún proyecto de street photography, donde hay que hacer interactuar a las personas y los edificios en plena ciudad.
Se necesita trabajar con equipo ligero, cómo, discreto…. amable. Para ello suelo trabajar con una cámara Fujifilm X-T2 y Fujifilm X-Pro1, la óptica, casi siempre fija y angular; XF14mm 2.8, XF16mm 2.8 y XF35mm 1.4 y estoy a la espera de poder adquirir un objetivo macro.
He de decir que soy un enamorado de la serie Xpro (estoy a la espera de la X-Pro3) por su ligereza, su diseño, su versatilidad, pero sobre todo por su sensor.
Cuando hablamos de fotografía, no sólo tenemos que hablar de los Megapíxeles de un sensor, para mí y para mi trabajo es muy importante también conocer el rango dinámico de los sensores. Una técnica muy habitual en arquitectura y también en interiorismo es la fotografía de Alto Rango Dinámico (HDR), muchas veces los elevados contrastes de un escenario, hacen que este método de trabajo sea imprescindible. Con los sensores de Fujifilm he podido simplificar las tomas, ya que en muchas ocasiones trabajando en formato RAF el rango de estas cámaras cubre todas las necesidades de los diferentes valores de exposición de un determinado escenario.
Siempre trabajo con luz natural, he de ser muy cauto con la luz, su dirección, saber cual es la hora más adecuada, su calidad (dura o difusa), casi siempre hay que trabajar en días despejados. Trabajo con trípode, aunque hay ocasiones que hay que trabajar cámara en mano, y ahí la luminosidad de los objetivos Fujinon se me hacen imprescindibles.
Un aspecto un tanto desconocido de la fotografía de arquitectura es la integración de las personas en los espacios urbanos (fotografía callejera), es muy importante pasar lo más desapercibido posible para que los personajes actúen con naturalidad, ni posen ni se enfaden (a más de uno os habrá pasado esto). La discreción es un punto vital, por ello la ligereza y el tamaño de las cámaras es una característica fundamental; poder trabajar sin ser visto, sin “molestar”, sin llamar la atención.
La calidad de los objetivos Fujinon se aprecia, no sólo en fotografía, sino también al grabar vídeo, desde la luminosidad hasta ese desenfoque selectivo a diafragmas abiertos, trabajar en condiciones adversas, lluvia, nieve, calor… nunca me han fallado. Evitar el viñeteado de las lentes, aberraciones cromáticas, efectos de caída de líneas, todo ello hace altamente recomendable este tipo de objetivos. El trabajo de post producción es importante, y no tener que estar corrigiendo constantemente estos fallos, ahorra mucho, mucho tiempo delante del ordenador.