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¿Quieres descubrir los secretos de la fotografía de reportaje de la mano del reconocido fotoperiodista y X-Photographer David Airob? Descubre cómo asistir en el siguiente enlace.
David Airob, Barcelona en 1967, ha sido siempre referencia de un trabajo bien hecho y con alma. Dedicado desde hace casi cuarenta años a la fotografía documental y de prensa. Fotógrafo en La Vanguardia des de 1990, siendo jefe de edición entre 2007 y 2010, cubriendo todo tipo de sucesos. También es videógrafo, con el corto “Calcio Storico”, recibió el Premio World Press Photo y POY Latam en la categoría de “Multimedia” y el largometraje documental “La caja de cerillas”, basado en las experiencias personales y profesionales del fotoperiodista español Joan Guerrero. Ha recibido numerosos premios de fotografía como el Sony World Photography Awards y el Premio “Agustí Centelles” de fotoperiodismo entre otros. Ha publicado en renombrados medios y publicaciones como Time, Paris-Match i Der Spiegel i es cofundador del Centro de Fotografía Documental de Barcelona.
Amanda Bernal, Barcelona en 1989, siendo Sant Cugat del Vallès su ciudad de origen. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y máster en Gestión Cultural por IDEC-UPF, vive y trabaja en Barcelona. En los últimos años, trabaja y participa en diferentes proyectos, entidades y colectivos, organizando actividades en el ámbito de la fotografía, la gestión cultural y la educación artística. Ha realizado también numerosas exposiciones individuales y colectivas. Actualmente compagina la co-dirección del Lumínic Festival (1r Festival de Fotografía de Sant Cugat del Vallès), con la realización de proyectos educativos, encargos fotográficos y producción de obra propia, basados en la fotografía y la poesía. L’Esquerda i SATORI son sus proyectos más recientes. Actualmente, también cursa el máster en Antropología y Etnografía en la Universidad de Barcelona.
Hoy tengo la oportunidad de encontrarme con David y saber más sobre cómo entiende y vive la fotografía. Nos encontramos en la Plaza Sant Felip Neri, uno de los sitios más auténticos y cargados de historia de Barcelona, con su arquitectura barroca y las marcas en una piedra que ha vivido, sufrido y contemplado las vidas de sus gentes. Llego un poco antes y comienzo a hacer fotografías de la plaza, con pocos transeúntes. En unos minutos llega David y me pilla in fraganti. Nos saludamos y ambos coincidimos en que es la hora de un buen desayuno. Caminando por las callejuelas del barrio gótico, llegamos a la Placeta de Manuel Ribé y nos sentamos en una terracita. David es una persona despierta al mundo y enérgica. Su mirada sincera me despierta un gran respeto y complicidad. Siento que esa complicidad sería ahora mismo la única manera de relacionarme con él, me siento muy cómoda y justo entonces llega nuestro desayuno, unos croissants recién hechos y el olor a café nos acompaña en el inicio de nuestra entrevista. Me doy cuenta de que David siempre tiene una sonrisa preparada y entiendo hasta qué punto ama su trabajo y lo vive con intensidad.
A: ¿Cómo y cuándo empezaste a fotografiar?
D: Era muy joven, la verdad es que podía tener unos 15 años y ya me gustaba mucho. Un verano trabajé con un fotógrafo de moda, que me explotó y no me pagaba nada- se ríe recordando viejos tiempos- pero estaba bien como comienzo. Cuando empecé los primeros trabajos, recogí dinero, me compré la primera cámara, la llevaba siempre conmigo. Comencé a tomar fotografías de aquello que me llamaba la atención y algunas las llevé al periódico para ver si las querían. A partir de allí me fui introduciendo en la profesión. Entonces me tuve que ir a la mili, en ese momento surge el nombre de David Airob, no es mi nombre real, porque yo me llamo David Ibernón. Lo que pasó es que durante la mili, en Ibiza, yo colaboraba con algunos medios de Barcelona pero no me dejaban trabajar al estar de soldado, entonces me inventé este nombre, es mi segundo apellido al revés, Boria. La verdad es que cuando llegué aquí después, me conocían más por Airob que por Ibernón, entonces decidí utilizar ese nombre. Aunque entonces yo no sabía ni si me iba a dedicar a la fotografía profesional.
A: ¿Recuerdas cuándo decidiste dedicarte a la fotografía?
D: Cuando regresé de la mili estuve trabajando dos años aproximadamente en tiendas de fotografía, me confirmó que no era mi sitio, porque la calle me tiraba mucho y decidí dejarlo y aventurarme a ser fotógrafo profesional – “si no lo pruebo, no lo sé” apunta-. En ese momento, empecé a colaborar con La Vanguardia, poco a poco el incremento de trabajo fue a más hasta el punto de dedicarme exclusivamente a ese proyecto, tendría unos 23 años.
Paralelamente, me interesaba desarrollar proyectos propios. Creo que es donde disfrutas más, aunque a mí la prensa diaria me gusta muchísimo, me lo pasaba super bien – se para un momento recordando y mira un momento su café – si te gusta la calle, es muy bonito, además creo que para un fotógrafo que quiere hacer prensa o documental, el diario, aunque vas como muy marcado por los tiempos, te enseña mucho. Sobre todo a resolver rápido, y ante una situación decir “la foto es aquí”. También tiene muchas cosas no tan buenas – se ríe – pero la prensa diaria te sirve mucho para aprender a trabajar a un ritmo muy dinámico, hay un punto de “apagafuegos”, pero no es un drama ya que te habitúas a esa forma de trabajar y es lo que te da vida y energía.
A: Desde muy joven ya coges la dinámica y es algo que ya tienes interiorizado…
D: Claro, justamente cuando este año pasado dejé el diario, he estado bien, porque afortunadamente tengo muchos proyectos independientes, tanto a nivel laboral como de aficiones, y a mí también me apetecía un poco un parón, pero lo echas mucho en falta, el ritmo… en el diario estuve casi 30 años.
A: ¿Entiendes la fotografía como una profesión o un modo de ver y entender?
D: Para mí no es una obsesión, es una forma de vida. Además, yo tengo muchas aficiones como la música – toco varios instrumentos- y también es una parte muy importante en mi forma de funcionar. También me gusta mucho el cine. No soy de aquellos que se van de vacaciones y dejan las cámaras. En prensa tienes la ventaja de verlo todo en directo y esa maravilla de oportunidad de ver las cosas en primera línea. Puedes opinar por lo que ves, no por lo que te cuentan. En directo hay muchos grises, las cosas no son tan polarizadas.
A: ¿Cuál es tu equipo base cuando sales a fotografiar? ¿Cómo y cuando hiciste el salto a Fujifilm?
D: De cámaras no soy muy fetichista, pero sí que quiero una cámara que me guste físicamente. Yo creo que me pasé a Fujifilm por la cámara X-100. En una ocasión tuve que ir a Turquía para un magazine de La Vanguardia, me llevé la X-100 y una DSLR con ópticas y demás. A la vuelta edité el trabajo y lo llevé al editor jefe del magazine del periódico, Pepe Baeza. Me dijo su selección y todas las que había escogido estaban hechas con la X-100. Cada cámara te hace ver de una manera distinta, y la X-100 tiene ese encanto. Para mí, Fujifilm no tiene otra cámara como esa. Si ahora me dijeran, de todo lo que tiene Fujifilm, qué te llevarías a una isla desierta, si dejamos el formato medio fuera de este juego, sería la X-100 sin ninguna duda.
A: ¿Cómo llegas a ser embajador de Fujifilm y qué ha significado para tí?
D: Con la X-100 inicié mi relación de amor con Fujifilm y también como primer Ambassador aquí en España. Me llamaron y me hizo ilusión, pero tengo muy claro que si no me gustaran las cámaras no sería Ambassador. Sé de gente que quizás, porque le den un equipo, sería Ambassador de algo en lo que no cree. También me gusta estar con Fujifilm porque escuchan, soy muy crítico, cuando una cosa de una cámara no me gusta, razono el por qué y lo digo. Esa es también la finalidad de ser Ambassador, dar un feedback sobre el material. Y en general, lo que la gente ha reclamado, lo han aplicado. Considero mi relación con Fujifilm muy familiar, gente a la que aprecio mucho, se ha establecido una relación casi de amigos.
Soy Ambassador de Fujifilm porque creo en la marca y quiero que cada día mejore. La relación con las personas de Fujifilm me hacen estar muy a gusto.
A: ¿Cuando sales a fotografiar, cómo te acercas a la escena? ¿Tienes una idea en tu cabeza o ninguna predisposición concreta?
D: Normalmente no me gusta ir condicionado, pero depende de la cámara con la que vas, miras distinto. Yo soy bastante anti angulares, aunque en prensa diaria sí que en ocasiones necesitas usarlos. La primera vez que me compré un zoom fue un 24-70mm. Al cabo de un año de trabajo miré cuál era la distancia focal media de las fotografías que había enviado al diario, descubriendo que eran 43mm. Eso dice mucho de tu forma de trabajar. No soy un fotógrafo al que le guste mucho la invasión de terreno, usando un angular muy exagerado me obliga a estar muy pegado a la escena, sobre todo las curvas y caídas de angular me ponen nervioso. Creo que también es influencia de mi gusto por la pintura, hay una herencia a nivel artístico. Me gusta mucho Hopper, es muy fotográfico y cinematográfico, tengo muchos libros de análisis etc, te das cuenta de otros pintores que te gustan y ves una línea que te recuerda. No sales a la calle diciendo “¿Cómo lo haría Hopper?”, sería absurdo, tienes esas composiciones inconscientemente. La composición es un asunto de estómago, a base de que has culturizado tus ojos. Me gusta mucho el director de fotografía Lukasz Zal, en los filmes “Ida” y “Cold War”.
A: ¿Entonces tú crees también que como fotógrafo, es bueno el hecho de enriquecerte con otros tipos de arte, para que haya este intercambio y tener todo tipo de referentes?
D: Totalmente. Por recomendación de un amigo, leí una tesis de un director de orquesta que mencionaba “el arte de elegir”, aplicable a la fotografía, a la edición gráfica, a la música, a todo. Es alucinante. De pronto un director de orquesta te está dando pautas para editar fotografía. La edición no es una ciencia exacta. En el documentalismo hay mucha carencia en ese aspecto. He ido a talleres donde se hacían revisiones de portfolio, llevabas tu trabajo y te los discutían; es la única manera de aprender. Te pones en manos de alguien que sabe seleccionar, que sabe contar de una manera que quizás tu no la habías imaginado. Cuando he participado, encuentro que muchos fotógrafos tienen el mismo problema, la forma de contar. Quizás hay un material muy bueno, pero quieren mostrar mucho material, demasiada cantidad de fotografías. Creo que los fotógrafos deberían asistir mucho más a cursos de edición gráfica, te hace mejor fotógrafo. Para aprender a contar; cuando miras unas fotos que “se pasan como aceite”, el orden que le has dado a las imágenes, cuando ves un trabajo bueno y una buena narración. Eso también es muy cinematográfico, el orden, la secuencia…
A: ¿Describirías tu fotografía de algún modo?
D: Honesta – tras un silencio añade – que ya es muy difícil – ríe -. ¡Con lo que cuesta hacer una buena foto! Cuando estaba en el diario hacía un ejercicio, al final del año, de todas las imágenes que había enviado, seleccionaba las que yo consideraba las mejores. No habían más de cinco o seis que tuvieran un peso informativo, mirada distinta y buena composición. Realmente es complicado.
David Airob fotografiado por Amanda Bernal