Primera parte del post de Javier Milla “Nuevos horizontes para la fotografía de naturaleza “.
Para los fotógrafos, un cambio de marca habitualmente es algo que nos cuesta hasta pensarlo y más aún cuando practicas una especialidad como la naturaleza -que necesita de un equipo muy especializado y mil y un accesorios- ya que, con suerte, puede que te sirva algún filtro y las gamuzas de limpieza. Cuando lo que te llegas a plantear es un cambio de sistema, la decisión es mucho más difícil.
Yo era, como usuario de réflex durante muchos años -con varios cuerpos, objetivos, flashes, disparadores, etc.- de los que decía que “sin espejo” sí, pero dentro de unos años, que si el visor electrónico, que si la falta de autonomía, que si el enfoque… pero hace unos meses tuve la oportunidad de hacer una sesión en el campo con Fujifilm X-T3 y varios objetivos Fujinon y mi opinión empezó a cambiar. Poco a poco fui desterrando cada uno de mis prejuicios hacia las cámaras sin espejo y planteándome adquirir una cámara Fujifilm X-T3 y alguna óptica.
Al margen de las ventajas obvias de peso y tamaño -que no es poco- y partiendo de la base de que la calidad de imagen habría de ser, al menos igual a la de mi equipo actual réflex, la premisa era que me tendría que aportar otras prestaciones y ventajas que me hicieran dar un paso tan complicado y salir de mi zona de confort de un equipo, con el tiempo, muy completo, que conoces a la perfección y que te da buenos resultados.
Lo fundamental quedó claro desde un principio. La calidad de imagen, la respuesta a ISOS altos y la fidelidad de color de esta Fujifilm X-T3 (junto con Fujinon XF100-400mm, incluidos los dos duplicadores) son excepcionales, con unos RAW que tienes que editar muy poco y unos JPG directos de la cámara, perfectamente usables para según que trabajos.
Lo que podéis ver a continuación son los resultados de las pruebas que he fui haciendo para comprobar si realmente, merecía la pena el cambio. Aquí lo de menos era la imagen final o pretender una buena fotografía, solo eran pruebas de autofoco, de rango dinámico, ruido, prestaciones, etc.
AUTONOMÍA. En realidad era lo que menos me preocupaba ya que con 2/4 baterías extra y un powerbank, “problema” resuelto, pero es que además, no es para tanto. Tengo configurada la cámara con el máximo rendimiento y el visor siempre activo -con lo que se comporta igual que uno óptico, no teniendo que esperar a que el sensor actúe, para el caso de algo que ocurre repentinamente- y con las dos baterías del grip, puedo hacer una tarjeta de 128Gb, unas 4.000 fotos… más que suficiente en mi opinión.
VISOR ELECTRÓNICO. El visor de la cámara Fujifilm X-T3 nada tiene que ver con lo que había probado hasta la fecha. Es totalmente equiparable al de una réflex, pero con las ventajas de programar la información que quieres tener, ver como va a quedar la fotografía en tiempo real (y comprobar el resultado), acceder a los menús, etc. En condiciones de poca luz o mala visibilidad el rendimiento es muy superior a uno óptico las grullas en la niebla de la fotografía adjunta, casi no se distinguían a simple vista- y, al estar mirando una pantalla, puedes incluir el sol en el encuadre sin ningún problema, además de otras ventajas.
AUTOFOCO. El rendimiento del sistema AF de la cámara -velocidad y precisión- para mí era un punto fundamental de la prueba, dado que la mayor parte de la fotografía que realizo, son tomas de acción, vuelos de aves, etc, por lo que he realizado cientos de tomas en todas las condiciones posibles y el resultado no ha podido ser más satisfactorio, con un porcentaje de acierto muy superior a lo que hasta ahora había conseguido con otros equipos. Por razones obvias de espacio no se pueden incluir aquí muestras de todas las pruebas, pero si dos de las para mí, más significativas.
La prueba de fuego para cualquier autofoco es algo pequeño, acercándose a gran velocidad hacia el objetivo, como el caso de esta urraca volando de frente a mi posición.
O la capacidad de ignorar obstáculos que aparezcan de repente entre el objeto a seguir y el objetivo, manteniendo aquel a foco, como en el caso de este calamón (fusión de tres tomas de la ráfaga total de seis) pasando detrás de una vegetación bastante densa, pero estando siempre a foco.
Además de lo ya indicado, el número de puntos de enfoque (117/425) y la posibilidad de configurar y cambiar el uso de estos, facilita en gran manera el AF. Para un sujeto que se mueve de forma aleatoria, el autofoco en modo “continuo” y “amplio seguimiento” permite mantener enfocado a un sujeto en movimiento en un punto determinado, teniendo pues que preocuparte solo de componer y disparar sin estar cambiando continuamente el punto de foco.