El murmullo del agua, el viento y la arena. Las hojas que crujen mientras avanzo por el sendero. Oigo algo que me hace mirar hacia arriba, y me paro. Me paro porque en ese momento siento que no hay un lugar más maravilloso en el que pueda estar. Como siempre, me acompaña mi cámara, fiel compañera en todos mis viajes, fugas y derivas.
Mi nombre es Amanda, soy fotógrafa y gestora cultural. En el campo de la fotografía produzco obra propia, la que siempre gira entorno a espacios naturales, así como encargos, que se centran en reportaje social, retrato y artes escénicas. Me licencié en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona y me especialicé en imagen, siendo allí donde decidí dedicarme a la fotografía y en los que ya llevo 10 años a mis 29 años de edad.
He tenido la oportunidad de participar en encargos muy diferentes, ya sean reportajes sociales en diferentes partes del mundo, books para actores y bailarines o la concepción y realización de la imagen para compañías de teatro o músicos, por lo que necesito un equipo versátil y que pueda cubrir mis necesidades en todas estas situaciones.
Después de trabajar durante años con cámaras DSLR, tanto analógicas como digitales, y comprobar la casuística y exigencias de cada uno de los proyectos, decidí unirme a la familia Fujifilm e incorporar a mi equipo la cámara Fujifilm X-Pro2. Esta cámara me ofrece la adaptabilidad que necesito y, entre muchas otras cualidades, valoro el cuerpo compacto y ligero, un rango dinámico excelente, dos tarjetas SD para no tener que parar en ningún momento y un menú intuitivo y fácil de usar, lo que siempre es de agradecer.
Una de mis ópticas favoritas es la Fujinon XF35mm F2 R WR (equivalente en ésta cámara a 53mm) con un ángulo similar a la vista humana, con imágenes nítidas, un delicado bokeh y con un rapidísimo autofocus. La alta calidad de las fotografías hechas con Fujifilm X-Pro2 permite poder realizar impresiones a gran formato y con una textura suave y detallada.
En cuanto al uso de diferentes cámaras, también trabajo con medio formato analógico, más concretamente con una Hasselblad 500 C/M y, aunque el peso también es considerable, el acercamiento y el modo de trabajar cambian. En este aspecto, fueron muchos los trabajos realizados con cámaras digitales más grandes y, aunque satisfecha con sus resultados, la cámara Fujifilm X-Pro2 se adapta totalmente a aquello que necesito. Trabajar con cámaras de mayor tamaño, en ocasiones, impide esa sensación de que la cámara es una extensión de tu cuerpo y en el que, solo entonces, necesitas concentrarte en tu mirada.
Cada cámara te permite aproximarte al escenario y trabajar de una forma diferente, al igual que también se percibe de forma distinta por parte de la persona retratada. Con mi Fujifilm pasamos desapercibidas, las personas no se sienten incomodas ni nerviosas, y esto hace que se relajen y sean ellas mismas frente a la cámara.
Y es también en mi obra personal, en la que construyo mis relatos fotográficos, poemas y caminos, que me siento muy cómoda trabajando con Fujifilm, por todo lo ya nombrado y por resultar de tamaño ideal para llevarlo a todas partes, y con el que me encuentro cómoda por su peso y ergonomía. Para mí el hecho de poder transportar la cámara, aunque siempre bien protegida, en cualquier bolsa de mano o colgada al cuello, hace que no tenga la necesidad de condicionarme y pueda llevarla siempre conmigo, reduciendo la artificiosidad del acto fotográfico y pudiendo retratar mi entorno en cualquier momento. De ese modo, fotografiar se convierte en un acto natural, como respirar.
1 comentario
Nena nena nena, q poética y profunda!