Mi formación como arquitecto ha hecho que me deje llevar por la fotografía de viajes y arquitectura. Aunque realmente mi gran pasión siempre fue la aviación y poder pilotar viendo las cosas con una perspectiva diferente. Cuando me inicié hace ya unos nueve años en la fotografía aeronáutica, empecé como suele hacerse tomando referencias de otros e investigando en lo que habitualmente se denomina “spotting” o avistamiento de aeronaves. Contaba con pocos medios y aún me dejaba llevar por la simple “caza” de aviones, con fotos de perfil y poco más.
Con los años, a medida que me introduje de lleno en este campo, comencé a buscar otra cosa, otro punto de vista de forma que ahora, más que “spotter”, me considero un fotógrafo al que, por encima de todo le apasiona la aviación. Por eso ya no cazo por cazar, ya no busco registrar aviones o tener una colección enorme, simplemente me gusta echar horas con amigos viendo aviones y fotografiarlos desde todos los ángulos posibles, intentando buscar composiciones diferentes y más fotogénicas desde mi punto de vista.
Todos estos años he realizado fotografías con un equipo réflex. Aunque he intentado exprimir el equipo al máximo, había llegado un momento que para determinado tipo de fotos, o en determinadas situaciones se me empezaba a quedar corto. Con casi nueve años, el cuerpo de mi réflex apenas me daba una ráfaga de 2,5 RAW por segundo, una ISO difícilmente aprovechable más allá de 400 y un enfoque relativamente lento. Intentando no dejarme llevar por el “mejor cuanto más grande”, indagué en numerosas opciones réflex convencionales, pero cuando descubrí la cámara Fujifilm X-T2, vi el cielo. Menos peso, rapidez de funcionamiento, personalización, configuraciones, calidad de las lentes…
Muchos conocemos las bondades de Fujifilm X-T2 en social, calle, incluso naturaleza, pero parece que hay menos muestras de acción y deportes, algo que poco a poco va cambiando. En mi caso, se trata de disparar a objetos en movimiento y muy rápidos que a veces te pasan a pocos metros de la cabeza y a casi 250 km/h, con lo que la rapidez de enfoque y respuesta se hace más que necesaria. Tras una conversación con el gran Javier Ramos, quedé decidido y me lancé a por ella. Los resultados de estos dos años con ella me han hecho plantearme ampliar equipo, y seguir en una línea de trabajo con Fujifilm con la que estoy realmente contento.
Las primeras pruebas que hice con la cámara fueron con la óptica Fujinon XF18-55mm de kit, mientras me llegaba el Fujinon XF 100-400mm con el duplicador X1,4. Me sorprendieron varias cosas. En primer lugar, como un objetivo de kit podía ser tan nítido y ofrecer tanta calidad. Por otro lado la rapidez de funcionamiento, enfoque y modos de seguimiento. También pude conseguir muy buenos recortes con el Fujinon XF18-55mm, a pesar de estar disparando desde lejos y por supuesto, unos blancos y negros espectaculares con las simulaciones de películas que incluye la propia cámara.
En cuanto tuve en mis manos el Fujinon XF100-400mm, igualmente encantado. Su funcionamiento en zonas límite, bien por debajo o por encima, prácticamente ni lo notas, por no hablar del duplicador. El que más uso, el TC x1,4 va de maravilla y, exceptuando ese paso de diafragma que supone colocarlo, el resto de propiedades del Fujinon XD100-400mm se mantienen prácticamente intactas. Una delicia.
El enfoque, probando todos los distintos modos de seguimiento, me ha respondido bastante bien en todas las ocasiones. Son muy pocas las que salen fuera de foco y en el caso de ráfagas, con el enfoque continuo, rápidamente detecta el objeto y lo enfoca. Además, gracias a la mejora constante mediante firmware, la cámara Fujifilm X-T2 ha ido mejorando continuamente, algo que empiezo a disfrutar con Fujifilm X-T3.
Apenas utilizo ISOs altas, aunque algunas veces he recurrido a valores elevados e incluso he probado a exprimirlo al máximo. Una vez reducido el ruido en postproducción, la calidad a 12800 es más que aceptable y, dependiendo del uso, la fotografía resultante puede ser bastante usable en cualquier publicación. Lo que más me gusta del ruido de Fujifilm en valores altos de ISO, es que me recuerda al grano de las analógicas, no es un ruido digital molesto, con lo cual en fotos de social, calle o viajes puede resultar tremendamente estético.
En mis primeros dos años con la marca, los resultados obtenidos con Fujifilm X-T2 y Fujifilm X-T3 me han hecho depositar mi confianza en este sistema y espero seguir mejorando en el uso y aprendiendo con los nuevos equipos de Fujifilm que estén por llegar, convencido de que me darán mucho más alegrías y entretenimiento.