La deseo, la añoro, la busco incansable… la luz, amante esquiva. De ella aprecio todo, incluso su ausencia; pero en las sombras la espero, la intuyo, la anhelo. Soy fotógrafo, artesano que talla con luz, esto define mi meta y la manera en que la persigo. En todo oficio artesano la herramienta es vital, y todo artesano que se aprecie te dirá que no todas las herramientas son iguales. Sí, es subjetivo, es sensorial; son sensaciones, las que despiertan en mí el alma de mi instrumento: mi cámara Fujifilm, una cámara con alma. Si bien mi primera experiencia fotográfica fue con una cámara telemétrica y analógica, mi
andadura digital ha sido de la mano de Fujifilm, que por sus características y esencia se ajusta como un guante a la manera en que aprendí y entiendo este oficio.

Mi primera Fujifilm fue una X-T30 con el extraordinario Fujinon XF18-55mm F2.8-4, a la que siguió la X-T3 por requerir el sellado del cuerpo. Me encuentro más cómodo con ópticas fijas, y pronto sustituí el XF18-55mm por los XF23mm, XF35mm y XF50mm F2, también sellados, compactos y ligeros. No pude resistirme a la X-Pro 3, que aunaba mi tan querido estilo “telemétrico” con las bondades de los nuevos X-Trans IV y X Processor 4. Ha sido mi compañera de reportajes desde entonces.
Recientemente completé la familia con la nueva Fujifilm X100V, pionera y precursora de la serie X. En pocos días comprendí por qué ha enamorado a cuantos la han probado, desde su primera versión hace una década. Es difícil aunar tantas bondades en un cuerpo tan compacto y ligero. Su nuevo XF23mm F2 II se ha convertido por méritos propios en mi lente favorita del sistema X en ese rango focal. Más allá de las consabidas virtudes de un obturador central, valoro especialmente la baja sonoridad y discreción que aporta. Confieso que mi mayor sorpresa, quizás por inesperada, es lo bien que funciona el flash integrado para aquellas situaciones en las que se requiere ese punto extra de luz; no esperaba tanta calidad en un flash tan pequeño. Si me viera en la circunstancia de tener que elegir sólo una cámara para llevar a una isla desierta, sería sin duda esta nueva Fujifilm X100V.

Tanto en fotoperiodismo como en fotografía documental encuentro ventajas tangibles en el equipo Fujifilm, que optimizan notablemente mi flujo de trabajo. Me resulta imprescindible saber, de un vistazo, qué valores de apertura, obturación e ISO tiene la cámara y ajustarlos de manera fácil e intuitiva, y sin tener que encender el equipo, a la cantidad de luz de la escena. Esto es especialmente útil en la calle, donde la luminosidad varía notablemente con tan sólo cambiar de acera.
Suelo capturar pocas imágenes, y cuido mucho que éstas salgan tal y como quiero desde la captura. Me limito en cuanto a lo que “puedo” hacer y lo que no en postproceso, de ahí que otorgue un enorme valor a la tremenda calidad con la que salen los JPEG directos de cámara, y me confieso usuario orgulloso de las simulaciones de película: Provia capta los colores tal y como los aprecian mis ojos; Acros es espectacularmente bello, elegante y sutil.
Fujifilm me acompaña cada día en mi búsqueda de la luz, y me regala sensaciones que no esperaba encontrar en fotografía digital. Mi cámara es una extensión de mi mismo… ¿qué más puede pedir un artesano?
















Mi experiencia con equipos Fujifilm desde hace años ha sido siempre muy positiva y a pesar de trabajar con otros modelos de marcas para diferentes trabajos dependiendo del cometido final del proyecto, siempre la fiabilidad, el tamaño y peso de las cámaras ha sido una de las prioridades, también con cámaras de acción y aéreas con drones, aunque también creo vital, las características y versatilidad de un mismo equipo para realizar el máximo de trabajo con él.
A pesar de tener mucha suerte con el estado de la mar y navegar casi las trescientas millas entre fiordos, el movimiento del oleaje y vaivén del barco en vídeo se nota mucho. Si además usas distancias focales largas de 300mm a 400mm ese movimiento es mayor. Mi gimbal no aguanta un objetivo así. Por eso hay dos formas de mitigar ese movimiento, sin trípode durante la realización, apoyándote directamente en el barco, a estribor o babor y seguir el movimiento e ir contrarrestando con tu mano el objetivo en vertical, arriba y abajo suavemente. Al principio cuesta pero luego te acostumbras. Cuánto más cerca de popa, o la mitad posterior del barco, menor es el movimiento aunque siempre dependes del viento y corrientes que forman el oleaje. Es una cuestión de práctica y paciencia. La otra manera de estabilización es en postproducción, que puedes añadir a posteriori, pero en 4k, ya que en FULL HD estás mucho más limitado de resolución. Todo depende del medio al que está destinado el vídeo final.
Algo que creo importante en este aspecto, si no se graba directamente por HDMI en un grabador externo, la única opción para 10 bits 4:2:2 , es usar para almacenamiento interno tarjetas SDXC USH-II preferiblemente de 300MB/s (U3) sino algunas secuencias más largas, se cortan o dan error de escritura. Con varias de 95MB/s me paso al final de la travesía en algunas ocasiones grabando tanto en 4K como en FULL HD en alta velocidad 120p 5x cuando había llenado el resto de tarjetas. La calidad y resultado con 64 veces más color de los 10bits que con 8bits tiene ese precio.




















































PREDISPARO. Para la fotografía de acción, una de las características que más me han convencido de Fujifilm X-T3 es el “predisparo” que realiza gracias al obturador electrónico. A todo el que haga naturaleza o deportes, le ha pasado muchas veces el llegar tarde, por unas décimas de segundo, a captar un instante único, incluso sabiendo que iba a pasar (en naturaleza solemos decir que “si has visto la foto en el visor, es que no la tienes”) con esta opción, la cámara está tomando fotos –sin que notes absolutamente nada- desde el momento que aprietas el botón del obturador para medir y enfocar y si finalmente no disparas, esas fotos las va desechando, pero si lo haces, tienes unas 10/15 fotos en la tarjeta de ese tiempo transcurrido, antes de haber accionado el obturador.
Creo que en este punto final es necesario decir para quien esté pensando en meterse en este lío, que no es solo cambiar de cámara, hay que acostumbrarse a otra forma de trabajar en muchos aspectos, hay que estudiarse el manual a fondo e ir poco a poco aprendiendo a sacarle el 100% a Fujifilm X-T3, sin pretender dominarla desde las primeras tomas con ella. Casi todo lo que quieras hacer, la cámara Fujifilm X-T3 lo va a hacer o te va a ayudar a ello, pero, al menos en mi opinión, hay que ir experimentando el como hacerlo.
Estas son solo unas cuantas de las razones objetivas que me han llevado a cambiar de sistema y no arrepentirme en absoluto. La marca, su política de actualización – de verdad – vía firmware y la atención al usuario, la estética de la cámara, su funcionalidad y posibilidades de personalización, los modos de color (después de años usando las diapositivas de Fujifilm, poder recuperar los tonos de una diapo Provia o de una Velvia, es un auténtico lujo) son otras cuestiones, algo más subjetivas, pero igualmente importantes.





Yo era, como usuario de réflex durante muchos años -con varios cuerpos, objetivos, flashes, disparadores, etc.- de los que decía que “sin espejo” sí, pero dentro de unos años, que si el visor electrónico, que si la falta de autonomía, que si el enfoque… pero hace unos meses tuve la oportunidad de hacer una sesión en el campo con Fujifilm X-T3 y varios objetivos Fujinon y mi opinión empezó a cambiar. Poco a poco fui desterrando cada uno de mis prejuicios hacia las cámaras sin espejo y planteándome adquirir una cámara Fujifilm X-T3 y alguna óptica.
Lo fundamental quedó claro desde un principio. La calidad de imagen, la respuesta a ISOS altos y la fidelidad de color de esta Fujifilm X-T3 (junto con Fujinon XF100-400mm, incluidos los dos duplicadores) son excepcionales, con unos RAW que tienes que editar muy poco y unos JPG directos de la cámara, perfectamente usables para según que trabajos.
Lo que podéis ver a continuación son los resultados de las pruebas que he fui haciendo para comprobar si realmente, merecía la pena el cambio. Aquí lo de menos era la imagen final o pretender una buena fotografía, solo eran pruebas de autofoco, de rango dinámico, ruido, prestaciones, etc.
VISOR ELECTRÓNICO. El visor de la cámara Fujifilm X-T3 nada tiene que ver con lo que había probado hasta la fecha. Es totalmente equiparable al de una réflex, pero con las ventajas de programar la información que quieres tener, ver como va a quedar la fotografía en tiempo real (y comprobar el resultado), acceder a los menús, etc. En condiciones de poca luz o mala visibilidad el rendimiento es muy superior a uno óptico las grullas en la niebla de la fotografía adjunta, casi no se distinguían a simple vista- y, al estar mirando una pantalla, puedes incluir el sol en el encuadre sin ningún problema, además de otras ventajas.
AUTOFOCO. El rendimiento del sistema AF de la cámara -velocidad y precisión- para mí era un punto fundamental de la prueba, dado que la mayor parte de la fotografía que realizo, son tomas de acción, vuelos de aves, etc, por lo que he realizado cientos de tomas en todas las condiciones posibles y el resultado no ha podido ser más satisfactorio, con un porcentaje de acierto muy superior a lo que hasta ahora había conseguido con otros equipos. Por razones obvias de espacio no se pueden incluir aquí muestras de todas las pruebas, pero si dos de las para mí, más significativas.
O la capacidad de ignorar obstáculos que aparezcan de repente entre el objeto a seguir y el objetivo, manteniendo aquel a foco, como en el caso de este calamón (fusión de tres tomas de la ráfaga total de seis) pasando detrás de una vegetación bastante densa, pero estando siempre a foco.
Además de lo ya indicado, el número de puntos de enfoque (117/425) y la posibilidad de configurar y cambiar el uso de estos, facilita en gran manera el AF. Para un sujeto que se mueve de forma aleatoria, el autofoco en modo “continuo” y “amplio seguimiento” permite mantener enfocado a un sujeto en movimiento en un punto determinado, teniendo pues que preocuparte solo de componer y disparar sin estar cambiando continuamente el punto de foco.








